Artículo #96

Mendoza, Tierra del Sol y del Buen vino
Muchos de los que tenemos más de 40 años recordamos un lema que marcó a fuego el futuro de un oasis que hoy ofrece al mundo vinos sobresalientes y un clima amigable todo el año: “Mendoza, Tierra del sol y del buen vinoâ€. Pero qué tiene Mendoza que la hace tan atractiva para los inversores y los visitantes y cómo se puede pensar a futuro un destino cada vez más desestacionalizado. El turismo rural, sin dudas se presenta como una de las alternativas que incluyen a la naturaleza, el aire libre y la cultura local.
Texto destacado
El turismo rural tiene su nacimiento luego de la II Guerra Mundial, cuando el pueblo francés recurrió a su campiña en búsqueda de esparcimiento y recreación. En 1951, apareció la primera Casa Rural en Francia y en 1955 Gîtes de France editó su primera guÃa, que incluyó a 146 casas rurales.

Vinos y montañas, una dupla ganadora.
Claro está que la vitivinicultura y la naturaleza son los principales recursos generadores de productos y experiencias turÃsticas con que cuenta Mendoza. Vinos con altÃsimas puntuaciones internacionales, Denominaciones de Origen Controlado, familias de larga tradición vitÃcola y enólogos destacados mundialmente. Estaciones de climas agradables todo el año, nieve, espejos de agua y las cumbres más altas del hemisferio Sur en la Cordillera de los Andes. En ambos elementos, atravesados por la ruralidad, encontramos productos turÃsticos consolidados pero con potencial para seguir creciendo, porque aún no llegaron a su meseta.

Sin obviar esta sociedad inseparable, debemos proyectar productos que complementen estos grandes atractores y que sumen experiencias que expresen la identidad, la cultura y la tradición de un pueblo que transformó en oasis el desierto.
Con más de 300 dÃas de sol al año, el clima de Mendoza es propicio para cualquier actividad que uno pueda proponerse. Temperaturas agradables todo el año permiten realizar innumerables programas al aire libre, de esparcimiento y en contacto con la naturaleza, algo que en contexto de Pandemia de COVID-19 es cada vez más valorado. Y todas las actividades son para todo tipo de público, desde relajantes baños termales hasta los más preparados montañistas del mundo buscan hacer cumbre en el Coloso de América: el Aconcagua.
Y vaya si la naturaleza ha sido generosa con Mendoza. A pesar de la aridez y la dureza del clima de montaña se expresa una viticultura reconocida mundialmente, un paisaje caracterÃstico por su cercanÃa a la Cordillera de Los Andes y la adaptación al suelo de una cepa emblemática como en ningún otro lugar del mundo: el malbec.
Al toque de la naturaleza se suma una importante y larga tradición vitivinÃcola, con historias de familias inmigrantes que perduraron en el tiempo en toda la provincia, pero también con un una nueva camada de profesionales y emprendedores que han puesto en el podio del mundo a los vinos mendocinos. Sin más rodeos podemos hablar del buen vino mendocino. Por esto, es que la “Mendoza, tierra del Sol y del Buen vinoâ€, sintetiza la unión de la Naturaleza y el vino, que son por antonomasia los productos turÃsticos que identifican a Mendoza ante el Mundo.
El cambio de escenario global y la necesidad de reinventarnos.
Más de 3,5 millones de turistas visitaron Mendoza en 2019 para recorrer más de 150 bodegas abiertas al turismo, parques termales, realizar turismo urbano, histórico, de compras, de convenciones, recorrer rutas gastronómicas de reconocimiento internacional y más.
Numerosas conexiones aéreas con Santiago de Chile, Lima, Panamá Brasil y todo el interior de Argentina sin conectar con Buenos Aires otorgaban una agilidad más que atractiva para la movilidad interna en toda la geografÃa nacional.
Tal como expresaba el Diario Los Andes hace un año: “En enero, medio millón de visitantes puso un piso a las expectativas del sector. El seguimiento en los motores de búsqueda en los principales sitios de reservación hotelera y la actual promoción de grandes eventos en Mendoza (Vendimia, Vendimia para Todos, el Rally por las Bodegas, The Soundgarden y Chayanne, entre otros), configuran un escenario óptimo. El turismo receptivo tendrá una gran actividad durante marzo e inclusive, hasta mediados de abril.†A partir de ese momento, todo es conocido por todos.
La innovación y la creación de nuevos productos y experiencias, sobre todo en espacios al aire libre, el redescubrimiento de la cultura local y la naturaleza del lugar no sólo mantienen su protagonismo que la posicionó internacionalmente sino que se han vuelto estratégicas para la subsistencia de las empresas y prestadores de servicios turÃsticos, ahora, ante el turismo interno.
Pero ya nada será igual. Suponiendo que el pospandemia trajera consigo la recomposición de la conectividad aérea perdida, que los turistas no tuvieran temor de viajar miles de kilómetros en aviones y hacer transbordos, y que también los protocolos sanitarios estén tan internalizados que todo fluya normalmente, tendremos una nueva normalidad. Ante este escenario se deberÃa retomar el camino del desarrollo de nuevos productos turÃsticos. Asà se vislumbra al turismo rural como negocio inclusivo, que contribuirá a la mejora de la calidad del destino, a la generación de puestos de trabajo y sobre todo a disminuir la concentración de turistas en el espacio y en el tiempo.



El Turismo Rural y sus modalidades.
Entre varias definiciones sobre turismo rural una de las más amplias lo define como un “proceso turÃstico que tiene como fin el aprovechamiento de las particularidades y potencialidades propias del ambiente rural, con el fin de satisfacer las motivaciones del que viaja y el afán de desarrollo local de las comunidades rurales, manteniendo niveles aceptables de impacto sobre sus recursos y la rentabilidad de la empresa que comercializa el producto†(Montiel et al, 2000).
Esta definición refleja la vinculación de los sectores económico, social y ambiental, al resaltar la necesidad de satisfacer a los visitantes, contribuyendo al desarrollo de la comunidad receptora y dando un uso adecuado de los recursos de forma tal que los efectos nocivos sobre estos sean los mÃnimos. De esta forma, se resalta el carácter multidimensional del turismo y la necesidad de su desarrollo sostenible.
AsÃ, podemos decir que el turismo rural utiliza todos los recursos naturales y culturales, los combina y organiza de manera muy diversa en productos que pueden ofrecer actividades muy variadas pero que no necesariamente tienen como componente central a las actividades agropecuarias. No obstante esto, el componente clave de estos productos es el contacto con los residentes locales y la oportunidad de disfrutar del entorno fÃsico y social de las zonas rurales.
La Organización Mundial del Turismo –OMT– enfoca el Turismo Rural con perspectiva de desarrollo territorial, involucrando al sector agrÃcola y al turÃstico. Ambos se complementan a partir de sus recursos y sus potencialidades para plasmarse en un negocio que resulta novedoso para ambas actividades y que fomenta la búsqueda de una mejor calidad de vida para los actores involucrados directa o indirectamente. No obstante esto, la actualidad exige realizar lecturas más integrales y comprensivas de los territorios rurales, por lo que surgen concepciones frescas que conciben lo rural como espacios territoriales que van más allá de lo agropecuario y en donde se privilegia la pluriactividad de los sistemas de producción y la multifuncionalidad de los espacios territoriales.
Las claves del turismo rural serÃan, entonces:
• El ámbito rural como zona de actividad.
• Diversidad de motivaciones de los visitantes pero con rol fundamental la naturaleza.
• Contacto e interrelación con la cultura local.
Las modalidades son diversas y por ejemplo encontramos: el agroturismo, el turismo cultural, el ecoturismo, el turismo Aventura, el turismo deportivo, el turismo cientÃfico, el turismo Educativo, reuniones empresarias, turismo de salud, el turismo gastronómico, el turismo Religioso, el turismo en Comunidades IndÃgenas y el de Fiestas y Festivales. Todos ellos, incluso el turismo vitivinÃcola, adoptan esta vinculación entre turismo-ámbito rural, turismo-naturaleza o turismo-cultura local.
En mayor o en menor medida, hay productos en Mendoza de cada una de estas modalidades, pero trabajar en el desarrollo de más y mejores experiencias en todo el territorio puede ser el camino por el cual se puedan aportar más productos al portfolio de productos de Mendoza y que en última instancia, lo que busque sea ampliar las noches de estadÃa promedio por turista o generar la necesidad de regresar a Mendoza para seguir conociendo.
Si bien, dada su amplitud de modalidades, claro está que toda actividad que se realice en entornos naturales, en donde el local sea anfitrión del servicio, Mendoza tiene más que bodegas y Montañas para ofrecer, que claramente pueden ser fuente de inspiración para nuevas experiencias turÃsticas.
Las propuestas deben ser de alta calidad, hasta incluso de lujo, como algunas experiencias de glamping, pero no necesariamente todas deben ser orientadas al segmento de alta gama. Cuanto más variadas y diversas, más interesantes para descubrir y promocionar y no caer en la trampa de que por ser rural es de baja calidad. Otro de los detalles a considerar es que no pierda la originalidad, ya que convertirlo en moda puede hacer que pierda la esencia original y se haga un producto masivo.
El Turismo Rural es una actividad productiva que como todas depende de la calidad de sus productos, pero en este caso la calidad se representa por lo auténtico, donde la identidad es su principal indicador; la identidad es un proceso en constante cambio, pero estos cambios son menos dinámicos en los ámbitos rurales, es allà donde permanecen más intactos y revalorizan los territorios.
En contextos generales de crisis el turismo siempre ha funcionado como motor de las economÃas locales y, puntualmente en esta pandemia, el turismo interno ha posibilitado dinamizar algo el sector. A partir de este escenario es que algunos representantes tanto del sector público como del privado entendieron esa importancia y ya están transitando procesos de crecimiento y expansión exitosa gracias a esa decisión.
(*) Guillermo Barletta es Licenciado en Comunicación Social. Curso Alta Dirección en Turismo Rural, Ocio y Naturaleza por la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Ex Coordinador del Departamento de Turismo de Bodegas de Argentina A.C. En la actualidad es Coordinador del Centro de Estudios de Desarrollo Sostenible y Turismo de la Facultad de Ciencias PolÃticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo y Director de Turismo de la Municipalidad de Luján de Cuyo.
Nota: Imágenes de Guillermo Barletta.