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Artículo #225

Moldavia y el Congreso Mundial de la Viña y el Vino

Por Hioranna Arancibia, desde Chişinău, Moldavia. JUNIO DEL 2025

Con el lema “Forjar el futuro de la vid y el vino: abrazar la resiliencia, elevar el valor, fomentar la innovación”, la capital moldava, Chisináu, fue la sede del 46º Congreso Mundial de la Viña y el Vino, organizado por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) entre el 16 y el 20 de junio de 2025. Este evento, considerado el principal foro de intercambio científico-técnico del sector vitivinícola global, reunió a más de 700 expertos y delegaciones de los cinco continentes. La elección de Moldavia para albergar el congreso marcó un hito en la internacionalización de su industria vinícola.

Texto destacado

La OIV, organismo intergubernamental de referencia técnica y científica para la vitivinicultura, cuenta actualmente con 51 Estados miembros que representan el 90% de la superficie vitícola mundial. Su congreso anual no solo es una plataforma para presentar investigaciones punteras, sino también un espacio para construir consensos multilateralmente.


La ceremonia inaugural estuvo presidida por destacadas autoridades, entre ellas, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, y la ministra de Agricultura y Alimentación, Ludmila Catlabuga, quienes subrayaron la importancia estratégica del vino moldavo para la identidad y el desarrollo económico del país. También participaron la presidenta de la OIV, Yvette van der Merwe, y su director general, John Barker, quienes destacaron la fortaleza de la OIV como organización internacional, basada en su diversidad global. Barker, en su discurso, abordó los desafíos del sector: la disminución del consumo en los mercados tradicionales, pero también la estabilidad del comercio internacional, que alcanzó 98,8 millones de hectolitros y un valor de 35.900 millones de euros. Barker instó a fortalecer la cooperación, la ciencia y la sostenibilidad como los pilares fundamentales para el futuro de la vitivinicultura.

El 46º Congreso Mundial de la Viña y el Vino fue una plataforma clave para presentar avances científicos que abordan los desafíos actuales del sector vitivinícola. Durante el evento, se presentaron más de 300 investigaciones científicas que se agruparon en cuatro ejes temáticos fundamentales, reflejando el compromiso de la viticultura global con la sostenibilidad, la innovación y la resiliencia frente a los retos del cambio climático, la salud y la economía.

1. Viticultura y Uva de Mesa:

En este eje, se discutieron innovaciones que están revolucionando la manera en que se cultivan las vides y se gestionan los viñedos. Entre los avances más destacados se encuentra el uso de sensores IoT (Internet de las Cosas) y la inteligencia artificial para optimizar el consumo hídrico, uno de los mayores desafíos de la viticultura en un contexto de cambio climático. Estas tecnologías permiten monitorear las condiciones del viñedo en tiempo real, mejorando la eficiencia en el uso del agua y asegurando una mayor calidad en la uva.

El Dr. Gastón Gutiérrez Gamboa, de INIA Chile, presentó investigaciones innovadoras centradas, por un lado, en el deshoje basal de las vides, proceso que implica la eliminación controlada de hojas en la base de la planta. Sus resultados mostraron una mejora significativa en la composición de aminoácidos de las uvas, lo que podría tener un impacto directo en la calidad del vino. Además, presentó sobre el uso de mallas de sombreo como una estrategia para mitigar el impacto térmico sobre los racimos, protegiéndolos del calor excesivo y mejorando su fisiología en condiciones climáticas extremas.

2. Enología y Métodos de Análisis:

En el ámbito de la enología, se discutieron diversas innovaciones tecnológicas y metodológicas. Un tema central fue la fermentación sin sulfitos, una técnica que ha ganado popularidad debido a sus beneficios para los vinos orgánicos y naturales. También se abordó el uso de inteligencia artificial para el control de calidad, una herramienta que está transformando la vinificación, al permitir un monitoreo más preciso y en tiempo real de las variables clave durante el proceso de fermentación y almacenamiento.

Investigaciones presentadas por el equipo chileno liderado por los profesores Natalia Brossard y Edmundo Bordeu de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Winetech exploraron nuevas técnicas para la vinificación precisa. Los estudios se centraron en cómo la tecnología en el análisis la astringencia puede mejorar la calidad de los vinos y optimizar los procesos enológicos, con el objetivo de crear vinos más consistentes y de mejor calidad.

3. Derecho y Economía de la Vid y el Vino:

La economía del vino y su regulación también fueron temas destacados en el Congreso. Se presentaron estudios que abordan el concepto de economía circular en la viticultura, explorando cómo los residuos de la industria del vino pueden ser reciclados y reutilizados, generando un modelo más sostenible. Además, se discutieron los efectos del cambio climático en los mercados vitivinícolas, lo que ha impulsado la necesidad de nuevas regulaciones y políticas públicas que favorezcan la sostenibilidad y la adaptabilidad del sector.

Un estudio chileno sobre la adaptación de la viticultura latinoamericana al cambio climático hizo hincapié en la importancia de la cooperación interinstitucional. Este estudio subrayó la necesidad de que las universidades, el gobierno y la industria trabajen juntos para desarrollar tecnologías y estrategias que permitan a los viñedos adaptarse mejor a los cambios en las condiciones climáticas.

4. Salud y seguridad del consumidor:

En este eje, se presentaron investigaciones que vinculan la viticultura con la salud del consumidor. Entre los temas más relevantes, se discutió el impacto del vino en la salud cardiovascular, un área que sigue siendo un campo de estudio clave debido a los beneficios potenciales del consumo moderado de vino en la salud. Además, se presentó el desarrollo de vinos bajos en alcohol, una respuesta a la creciente demanda de productos más saludables.

El director general de la OIV, John Barker, subrayó la importancia de que las decisiones regulatorias sobre el vino se basen en evidencia científica. Esto no solo fortalece la confianza del consumidor, sino que también ayuda a crear un entorno regulatorio más transparente y adecuado a las demandas del mercado moderno, especialmente en lo que respecta a la salud pública.

Resoluciones y el futuro del vino

El 46º Congreso Mundial de la Viña y el Vino culminó con la 23.ª Asamblea General de la OIV, donde se aprobaron 14 resoluciones clave que buscan estandarizar las normativas internacionales en diversas áreas críticas del sector vitivinícola. Estas resoluciones abarcan desde la viticultura y las prácticas enológicas hasta la economía del vino y la salud del consumidor, reflejando un esfuerzo global para hacer que la industria sea más responsable y sostenible.

Uno de los objetivos principales de estas resoluciones es facilitar el comercio internacional, al crear un marco normativo común que permita a los países productores de vino cumplir con requisitos estandarizados y transparentes. Esto no solo simplifica las regulaciones para los exportadores y facilita el acceso a mercados internacionales, sino que también promueve la cooperación y armonización entre los países miembros de la OIV.

Además de las resoluciones que afectan directamente al comercio, varias de ellas abordan la necesidad de una viticultura más respetuosa con el medio ambiente, en línea con los principios de la sostenibilidad y la economía circular. La aplicación de estos principios busca mitigar el impacto del cambio climático, promoviendo prácticas más ecológicas y resilientes en los viñedos. A través de la estandarización de procesos y la implementación de tecnologías que favorecen la sostenibilidad, estas resoluciones contribuyen a reducir la huella ecológica de la industria vinícola.

En términos de prácticas enológicas, las resoluciones también abordan aspectos como la autenticidad y calidad del vino, con énfasis en la transparencia del proceso de producción y en la mejora de las prácticas de vinificación. La adopción de métodos analíticos y de control de calidad más estrictos ayudará a mantener la confianza del consumidor, al asegurar que los vinos producidos bajo las normativas de la OIV mantengan altos estándares.

Por último, en el ámbito de economía y salud del consumidor, las resoluciones incluyeron directrices sobre el etiquetado nutricional, la reformulación sobre la pauta de educación del consumo responsable de vino y la regulación de contaminantes emergentes en el vino. Estas medidas no solo protegen la salud pública, sino que también buscan proporcionar a los consumidores información clara y precisa sobre los productos que consumen, fomentando una relación más transparente entre productores y consumidores.

Las resoluciones aprobadas en la 23.ª Asamblea General de la OIV marcan un paso significativo hacia un futuro más armonizado, sostenible y ético para la vitivinicultura global. Al crear un conjunto de normas comunes que abarcan todos los aspectos clave de la industria, estas decisiones contribuirán a un sector más fuerte, más responsable y más competitivo, que pueda enfrentar los desafíos del siglo XXI con mayor resiliencia y capacidad de adaptación.

“Unexpectedly Great”: un vino moldavo de calidad global

Moldavia es una de las regiones vinícolas más antiguas del mundo, con una historia de más de 7,000 años en el cultivo de la vid. La viticultura ha sido una parte fundamental de su cultura e identidad nacional a lo largo de los siglos. Sin embargo, durante el periodo soviético, la producción vinícola se centró en la estandarización y el volumen, lo que llevó a una producción masiva de vinos que eclipsó la diversidad y la calidad que caracterizaba a la región. Aunque Moldavia se convirtió en uno de los mayores exportadores de vino de la región en ese tiempo, perdió parte de su identidad vitivinícola.

Con la independencia de Moldavia en 1991, el país inició un proceso de recuperación de sus tradiciones vinícolas, enfocándose en la valorización de sus variedades autóctonas y en una vinificación más diferenciada. En 2013, Moldavia se integró a la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), lo que impulsó la transformación de su industria vinícola. El país recuperó variedades tradicionales como la Feteasca Neagră, Rara Neagră, Feteasca Regală y Viorica, que fueron opacadas por la producción masiva de la época soviética.

Para mejorar la calidad y la diferenciación de sus vinos, Moldavia adoptó un sistema de calidad similar al de la Unión Europea, basado en las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP). Este sistema regula la producción vinícola en tres zonas clave: Valul lui Traian, Ştefan Vodă y Codru, regiones con un clima templado, suelos calcáreos y condiciones óptimas para el cultivo de la vid. Estas áreas producen vinos de alta calidad que reflejan las características específicas de cada zona, contribuyendo a la construcción de una identidad vinícola nacional más fuerte, sin perder de vista la innovación.

Moldavia se destaca también por su excepcional concentración de viñedos, con 110,000 hectáreas cultivadas, lo que lo convierte en el país con la mayor densidad de viñedos del mundo. A pesar de su tamaño relativamente pequeño, se ha consolidado como uno de los 20 principales productores de vino a nivel mundial, con una exportación anual dirigida a diversos mercados internacionales. Además de las variedades autóctonas, Moldavia cultiva variedades internacionales como Cabernet Sauvignon y Chardonnay, lo que le permite ofrecer un portafolio diverso y atractivo para distintos consumidores.

Las bodegas subterráneas de Cricova y Milestii Mici son dos emblemas fundamentales de la viticultura moldava. Estas bodegas, que se extienden por más de 200 km de galerías subterráneas, albergan la mayor colección de vinos del mundo, con millones de botellas almacenadas bajo tierra. Además de su rol como centros de producción, estas bodegas se han convertido en importantes destinos turísticos, atrayendo a miles de visitantes anualmente y representando una conexión entre la tradición vinícola de Moldavia y el enoturismo moderno.

Moldavia está experimentando una transformación en su industria vitivinícola, pasando de un modelo industrializado centrado en el volumen a uno que pone énfasis en la calidad, las variedades autóctonas y la sostenibilidad. Esta renovación está posicionando a Moldavia como un referente en el mundo del vino, combinando su rica herencia vitivinícola con innovación, y asegurando su lugar en el mercado global del vino.

Bajo el eslogan “Unexpectedly Great” (Inesperadamente grandioso), la Oficina Nacional de la Viña y el Vino (ONVV) de Moldavia ha logrado reposicionar al vino moldavo en el mercado internacional, desafiando las expectativas y destacando la calidad, sostenibilidad e innovación del sector. Esta campaña ha sido clave para transformar la percepción global del vino de Moldavia, un país con una larga tradición vinícola que, a pesar de los desafíos históricos, ha logrado sobresalir en la competencia internacional.

El enfoque adoptado por la ONVV se ha centrado en resaltar las fortalezas únicas de Moldavia como productor de vino. Al combinar su rica herencia vinícola con prácticas modernas, sostenibles y de calidad, Moldavia ha logrado destacarse en un mercado global cada vez más exigente. Este reposicionamiento estratégico ha permitido que los vinos moldavos obtengan más de 7,000 reconocimientos internacionales en la última década, lo que no solo valida la calidad de sus vinos, sino también su capacidad para competir al más alto nivel.

El éxito de esta estrategia se debe a varios factores. En primer lugar, el país ha centrado sus esfuerzos en recuperar y potenciar las variedades autóctonas, algunas de las cuales son únicas en el mundo. Al mismo tiempo, Moldavia ha adoptado estándares internacionales de calidad, como las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), lo que le ha permitido mejorar la consistencia y el perfil de sus vinos. Además, la sostenibilidad se ha convertido en un pilar clave en su viticultura, con un énfasis particular en la viticultura ecológica y la innovación en técnicas de producción que minimizan el impacto ambiental.

La visibilidad y el reconocimiento internacional han llevado al vino moldavo a mercados de alto prestigio, como los de Europa, Estados Unidos y países de Asia. La diversidad de sus vinos, que incluye tanto variedades autóctonas como internacionales, ha sido otro factor decisivo en el éxito global de Moldavia. Desde el robusto Feteasca Neagră hasta el elegante Cabernet Sauvignon, los vinos moldavos han logrado captar la atención de sommeliers y consumidores en todo el mundo.

Así, el lema "Unexpectedly Great" ha dejado de ser una simple promesa para convertirse en una evidencia tangible, posicionando el vino Moldavia como un referente de calidad a nivel mundial. Este reconocimiento global no solo pone a Moldavia en el mapa de los grandes productores de vino, sino que también refuerza la narrativa de que la combinación de tradición, innovación y sostenibilidad puede crear productos de alta calidad que sorprenden y conquistan a los consumidores más exigentes.


(*) Sobre la autora:

Profesional con formación en Negocios como Ingeniera Comercial y un Máster en Ciencias del Marketing, su trayectoria profesional abarca más de ocho años de experiencia en industrias como investigación de mercados, educación, tecnología de la información y vitivinicultura. Actualmente, se desempeña como Project Management Officer en la Associação das Empresas do Vinho do Porto (AEVP), donde lidera proyectos estratégicos enfocados en optimizar los sistemas de entrega de información y comunicación para los asociados. Su labor se orienta hacia la creación de procesos eficientes que, a su vez, promuevan el vino de Oporto a nivel nacional e internacional, impulsando el consumo responsable.

Su pasión por el mundo del vino se manifiesta en una sólida carrera que comenzó en la gestión de exportaciones, seguida por roles como Sommelier de apoyo para reconocidas bodegas chilenas, Embajadora de Marca en Portugal y representante de la AEVP ante el Comité Européen des Entreprises Vins (CEEV) y el programa Wine in Moderation. Durante su gestión en la AEVP, ha destacado por su capacidad de combinar conocimientos técnicos con creatividad en branding, logrando una notable mejora en la eficiencia comunicativa y fortaleciendo el prestigio de la marca a nivel global.



Referencias:

1. Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). (2025). Resumen de resoluciones del Congreso Mundial de la Viña y el Vino, Chisináu 2025.
2. Wines of Moldova. (n.d.). The official wine of Moldova: A legacy of excellence.
3. Decanter. (2025). A country of unexpectedly great wines. Decanter.
4. Vinos de Moldavia. (n.d.). Vinos de Moldavia: Una nueva era en viticultura.