Artículo #101

Agricultura, alimentación y bienes conceptuales
Ya adentrados en el S. XXI (2021) una fracción muy significativa de la humanidad – varios cientos de millones de personas—tanto debido a sus niveles de ingresos, como por su inserción social y territorial, han accedido a un nivel de vida, que superan las condiciones básicas de reproducción de la unidad familiar y probablemente nunca antes en la historia de la humanidad, la calidad material de la vida habÃa sido tan alta, para tantas personas. Una gran mayorÃa estarÃa en condiciones de contradecir el viejo dicho, afirmando: “todo tiempo pasado fue peorâ€.
Texto destacado
Un caso sin dudas emblemático, es de la gastronomÃa peruana, que es un invento de muchas personas y suma de esfuerzos, que se personifican en Gastón Acureo, que tomó la tradición culinaria multicultural y la materialidad existente y los convirtió en un producto: “comida peruanaâ€, de consumo nacional e internacional de altÃsima calidad.

Buena parte de este grupo de personas, no consume exactamente alimentos, en un sentido estrictamente nutritivo. Consume también: placer, cultura, forma de vida, etc. En ese sentido podemos decir que, consume más que un producto, consume un concepto. Es el caso del Big-Mac o las pizzas; el vino y la cerveza; la comida mediterránea, peruana o cantonesa; la comida vegana, vegetariana o macrobiótica. La lista de ejemplos, es interminable y está por todo el mundo. También se puede agregar a esto el turismo rural, en sus diversas expresiones.
Un caso sin dudas emblemático, es de la gastronomÃa peruana, que es un invento de muchas personas y suma de esfuerzos, que se personifican en Gastón Acureo, que tomó la tradición culinaria multicultural y la materialidad existente y los convirtió en un producto: “comida peruanaâ€, de consumo nacional e internacional de altÃsima calidad. Por cierto, nosotros deberÃamos preocuparnos que, en cada mesa de comida peruana, haya una botella de vino blanco, ojalá chileno.

En otro orden de cosas, pero de manera análoga ocurrió con el fenómeno musical cubano, “Bellavista Social Clubâ€, ¿quién no lo recuerda? un grupo de ya veteranos cantantes locales, medio intrascendentes, quienes motivados por el músico cubano Juan de Marco Gonzales, hacen una grabación, que despierta el interés de un músico norteamericano, Ry Cooder y que el cineasta alemán, Wim Wender, lo llevó a la fama mundial. Pero este fenómeno que ocurre a nivel del consumidor y que ha sido estudiado por muchos sociólogos, entre ellos destaca el francés Giles Lipovestky, que ha teorizado por el hiper -consumo y el turbo-consumo.
Pero ¿qué pasa a nivel de los productores u oferentes?; en que generalmente hay un “ente†que hace de agente de cambio, como Acureo o Cooder, en los ejemplos anteriores. Cambio que debe ser correctamente leÃdo por el agricultores y productores, a objeto de “construir†el producto correcto y proyectarlo en el mercado especÃfico donde obtendrá su mayor potencial. Por ejemplo, los vitivinicultores del carignan (Vigno), los productores de quÃnoa orgánica, o quienes están, recuperando antiguas variedades, de papas, ajÃes, zapallos, que se asocian a recetas concretas para preparación.
De esta manera se trata de poner no sólo a disposición, sino que también hacer disponible, el producto-concepto que la demanda quiere consumir. Para este efecto, hay ciertos requisitos o condiciones que se deben considerar y satisfacer, a fin de poder acceder a esos circuitos de mercado.
Lo primero que se debe cuidar de manera especialÃsima, es la calidad del producto, no necesariamente debe caer en el tramo de “alta gamaâ€, pero si debe ser un producto de primer nivel. Este consumidor, si bien es racional y observa los precios, está dispuesto a sacrificar costo por calidad, sin lugar a dudas.
El producto o servicio debe ser de buena calidad y además regular. El consumidor que demanda un determinado vino, plato de comida, servicio turÃstico, etc. si le gustó y quiere repetir la experiencia, necesariamente debe ser igual (o superior) a la que tuvo y que constituye su referencia.
En segundo término, si bien como se dijo anteriormente, este consumidor tiene una curva de sustitución precio por calidad, el consumidor del que hablamos, no es aquél que no compare los precios. Estimativamente se trata de consumidores, que por ejemplo en caso de vinos, se tratarÃa de un nivel de calidad del rango de gran reserva (4 años de guarda).
Por lo tanto, no se pueden hacer ahorros en aspectos que afecten negativamente la calidad, pero si se debe tener un estricto control de costos, de manera tal de mantenerse en rangos de precios competitivos. Siguiendo con el ejemplo, para vinos de un valor en torno a los US$ 30 por botella, en su nivel máximo.
En tercer término, una cuestión fundamental es el relato asociado al producto, que lo convierte en un bien conceptual, pero que fundamentalmente, nos permitirá diferenciarnos de nuestros competidores en el mercado. Ya que muy probablemente, habrá varios oferentes del producto de calidad y también a precios competitivos.
Pero si mi producto, tiene un componente étnico…. o contribuye a mejorar el medio ambiente o en su producción hay una rigurosa equidad de género o hay un compromiso con el desarrollo territorial en que la actividad se inserta, o aporta a la conservación del patrimonio cultural (por citar cinco ideas), sin dudas que constituye una externalidad positiva que el consumidor valora.
También es posible elaborar un relato histórico. En el lugar, campo, predio, etc. que se produce este producto, tiene una historia interesante, porque perteneció a determinadas personas; porque ocurrieron cosas de interés; el camino del Inca; porque por ahà pasaron ciertos personajes, tales como Charles Darwin, Pedro de Valdivia, Diego de Almagro. Esto es porque el lugar tiene algún valor intrÃnseco.
Asimismo, son valorables los procesos y productos. Productos ancestrales, procesos productivos artesanales, “hecho a manoâ€, “limpioâ€, “responsableâ€, “producción limitadaâ€, etc.
Una cuestión obvia pero muy importante, es que no se trata sólo de propaganda, marketing o imagen. El relato debe tener una sólida base real y demostrable, con el cual el productor tiene un compromiso y sobre el cual construye su “Brandâ€.